Dredd, el semental afro con una anaconda entre las piernas, no es ni mucho menos de los actores porno más brillantes y dinámicos. Pero su enorme herramienta de trabajo hace que la mayoría de chicas del gremio asuman el resto de ser empaladas por tal miembro monstruoso, ya sea vaginal o analmente. La segunda práctica está reservada para las más osadas y diestras de este negocio, y no siempre superan el encuentro con solvencia, salvo portentos sexuales del nivel de Valentina Nappi y Violet Starr, que son capaces de agasajar enteramente en sus traseros a semejante manubrio sin complicaciones, al menos sin que se aprecie alguna dificultad. Además, para más inri, ambas morenazas representan el morbo personificado, puesto que hay pocas criaturas más follables que esta dos increíbles jamelgas.
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