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Una diosa baja del Olimpo para que le den por el culo: Hazel Moore

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Un pequeño matorral marrón oscuro adorna su pubis, en contraste con su piel blanca como la leche. Su coño es carne cruda, rosa y trinchada con una certera y hermosa hendidura en el centro. Cerca, más recóndito, se encuentra el hoyuelo de su trasero, que es como algodón de azúcar; hasta cuesta imaginar que por ahí discurre materia fecal. Y es que Hazel Moore es la divinidad personificada, y contemplarla recibiendo acometidas por su recto es una experiencia tan religiosa como obscena, puesto que es como si la Virgen María hubiera bajado a la Tierra para que le dieran por el culo. Que ningún creyente se me enfade; mejor que toque la zambomba como en Navidad y vea a esta diosa dándole sentido a nuestra, a veces, anodina existencia.