A Tiffany Watson la hemos visto proyectar chorros de fluido vaginal como si tuviera instaladas en sus entrañas las mismísimas tuberías de la Fontana de Trevi (Roma). Sin embargo, no ha sido hasta hace pocos días cuando la starlet estadounidense se las ha visto contra uno de los monstruos superdotados del porno. Nos referimos al encuentro financiado por Jules Jordan en el que han juntado a la bella con el cuadrúpedo actor Mandingo. Una magna gesta en su lista de logros —lo es para toda actriz que tenga una estatura de 1,57 m— que por motivos desconocidos ha estado escondida en algún disco duro de la productora durante tres largos años, como mínimo. El tiempo que el semental negro lleva retirado de la industria de adultos.
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