Según algunos tabloides sensacionalistas, a la pornostar Tiffany Towers le explotó un implante de silicona en un avión de pasajeros cuando volaba en aguas internacionales. Exactamente lo mismo que, en teoría, le sucedió a nuestra famosilla de televisión española Ana Obregón, aunque en este caso se trató de un bulo noventero. Un accidente anatómico —nunca mejor dicho— que terminó súbitamente con su carrera profesional provocando una gran decepción a su nutrida base de seguidores. No es para menos, la pechugona actriz fue una de las modelos de busto gigantesco (talla de sujetador 70 FFF) más populares de todos los tiempos que reinó el nicho de tetudas entre 1991 y 2006.
Tiffany fue descubierta en un concurso de camisetas mojadas durante las fiestas primaverales de Daytona Beach (Florida) de 1990. La señorita Tiff, apelativo con el que se la se conoce cariñosamente, era una una chica canadiense originaria de Ontario que trabajaba como bailarina erótica en un club de caballeros en Ottawa y quería abrirse paso, a golpe de teta, hacia el porno americano.
Por suerte, los mismísimos fundadores de la mítica revista erótica SCORE Group descubrieron su increíble cuerpo sobre los escenarios, y movieron cielo y tierra para que sus «Big Boobs» (grandes tetas) coparan una portada de su publicación. A partir de entonces se convirtió rápidamente en una de los máximos exponentes de delanteras colosales de aquellos locos años noventa. El resto es historia.
Tiffany Amarziano (su nombre real) se retiró temporalmente en 2001 por el citado accidente y resurgió brevemente en 2005 con el pecho reducido para filmar la famosa película «Deep Tush», del aclamado director Seymore Butts, una obra cinéfila del séptimo arte pornográfico catalogada como la crème de la crème por presentar la única penetración anal de la estrella. Un año después se retiraría oficialmente para siempre convirtiéndose en el epítome de lo que queremos en un modelo de revista de tetas gigantescas.