Los últimos trabajos de la angelical Stacy Cruz se nos antojan bastante distantes con lo que esperábamos de una starlette del Este de insoportable atractivo natural. Vale que la checa peque de cierto desafecto y frialdad en sus actuaciones —cualidad demasiado común de las emigrantes centroeuropas (de ahí ponerse un apellido latino para compensar)—, pero con ese cuerpo esculpido en la mismísima forja de Rivendell se merece mucho más que insustanciales escenas de incesto vulgar y cotidiano. Su paso por estudios de menor calado como Team Skeet, My Family Pies y Club Seventeen solo puede significar una cosa: que su decepcionante estreno anal le pasó factura al no estar a la altura de las expectativas. Un impacto negativo en su historial de escenas que esperemos que su hipnotizante rostro, piernas kilométricas y excelso pecho sepan sacarla a flote y quitar el mal augurio.