Cuando hicimos las presentaciones oportunas con Sophie Anderson nos dimos cuenta de que era una bestia de la silicona asidua a producciones hardcore y afectada de ninfomanía. Rápidamente hicimos un checklist sobre su vida sexual para confirmar así ciertos rumores sobre su fetiche por el sexo público y descubrimos que se folló a pelo a dos desconocidos en una parada de bus, quedando corroborado que es una adicta al ñogo ñogo. Más que nada lo decimos porque con semejante pasado y presente es extraño que la starlet británica haya fichado para un estudio tan mainstream como Brazzers, porque los amos del porno yanki no son muy dados a contratar estrellas con los consabidos alardes de sexualidad extrema. Tal vez sea por su facilidad para transitar en el subgénero cuckolding y convertir a los maridos en cornudos felices.
in Tetonas
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