Los números que rodean la carrera de la pornostar Sara Jay son impresionantes, tanto para bien, como para mal: 42 años, 19 años en activo, más de 1000 películas grabadas y un rostro de fea morbosa que se ha convertido en su seña de identidad y parte esencial de su fórmula. Sin embargo, cero es el número de veces que la popular actriz de Cincinnati abrió su culo a la causa pornera. Independientemente de las matemáticas, el mejor aval con el que Sara compensas sus defectillos es con sus demenciales proporciones físicas, siendo una de las caderonas más potentes de la industria americana. Hace pocos días paseó su voracidad sexual y exceso de curvas abruptas por los aposentos de Hussie Pass para enfrentarse con el afroamericano Brickzilla, que casualmente tiene un pollón negro tan grotesco como la falta de armonía en su rostro.