El conocido ‘rosebud‘ coquetea con las entrañas de las pornostars en escenas donde las actrices sufren prolapsos rectales. Así es, amigos. El mundo entero ve las revestidas paredes de sus intestinos. Estamos ante una práctica anal extrema arriesgadísima por el elevado riesgo de sufrir lesiones. Casi un delito contra la integridad física de las starlets que, paradójicamente, están encantadas de ejecutar por la gran cantidad de dinero que les pagan por enseñarlo ante el ojo de la cámara.
El rosebud está enmarcado dentro de dos de los subgéneros más extremos del cine de adultos: el hardcore y el gonzo. Una atractiva práctica sexual que consiste en sacar una parte del intestino fuera del esfínter anal, dando como resultado la imagen de un capullo de rosa. De hecho, es literalmente lo que significa este polémico anglicismo traducido al castellano. Pero ahí acaba la romántica comparación con esta bonita flor, ya que verlo en acción es casi sinónimo de nauseas en lugar de provocar erecciones.
No obstante, los fetichismos y bestialismos en el sexo filmado siempre tendrán un público fiel que sienta excitación. Algo incomprensible para muchos neófitos, ya que esta especialidad no es otra cosa ver un prolapso anal donde la parte final del colon sobresale fuera del ojete, mostrando el tejido en carne viva, como si se fuese una vistosa rosa del desierto. De ahí que goce de popularidad en productoras hardcore, porque no son muchas las actrices porno que dominan con maestría este delirio salido de la mente de un pervertido sexual.
Tenemos que decir que la práctica del rosebud no está huérfana en el universo de la guarrada filmada. Otras excitantes praxis como el fisting (introducir el puño en el culo) y el gaping (ensanchar el ano al máximo) son el pan de cada día para los amantes de este género. Lo más curioso es la forma en la que se ha popularizado, dejando de ser en pocos años un nicho minoritario destinado a sibaritas para formar parte del porno mainstream o comercial. A fin de cuentas, es el dinero quien manda y el público es soberano de sus preferencias sexuales.
En cierta medida, en JaqueMateAteos nos sorprendemos de que este tipo de animaladas estén en auge y exista gente a la que le estimule ver tripas sacadas por el culo, es un tanto inquietante. Puede que la demanda de este tipo de prácticas tenga su razón de ser en la continua sobreexposición al porno de internet, que normaliza los niveles de dopamina y cada vez pedimos escenas más agresivas para sentir un mínimo de excitación. Cual drogadictos aumentando su dosis para sentir placer.
Sea como sea, el rosebud ha ganado terreno este último lustro, y lo que antaño estaba considerado tabú ahora es un requisito básico que se le pide a una pornostar. Estamos ante una tendencia en auge, y lo que es peor, existe cierta presión por parte de la audiencia que obliga a las recién llegadas a someterse vejatoriamente a esta sucia práctica anal. Decimos esto porque, hasta ahora, realizar prolapsos rectales era algo exclusivo de mujeres curtidas con penes tan grandes que producía una gran laxitud de sus agujeros. Ejemplos como las estrellas Veronica Avluv, Anna De Ville, Adriana Chechik o la brutal camgirl Dismoralica, que son auténticas reinas del sexo anal extremo.
Muchos se preguntan qué tipo de productoras pornográficas ruedan este demandado subgénero que simula florecimientos de capullos de rosa en el culo de las actrices. Lo cierto es que hay un nutrido grupúsculo de estudios ubicados en países de Europa del Este, donde las leyes son bastante permisivas con estos ejercicios circenses donde el cuerpo de la mujer es un trozo de carne. La compañía Legal Porno es una de ellas. Otro ejemplo sería Evil Angel con sus sagas de culto «Anal Acrobats», «Deep Anal Abyss» y «Anal Buffet». Películas donde se filman las interioridades rosadas de las starlettes si que nadie se escandalice al ver lo elástico que puede ser el músculo del culo.
Si eres una aguerrida camgirl que quiere llegar a dominar la técnica del rosebud, simplemente decirte que esto no lo conseguirás de la noche a la mañana. Es un proceso difícil en el que hay que introducir objetos de gran tamaño dentro del culo, dilatar el ano poco a poco y de forma prolongada, hasta que las entrañas estén tan blandas que tan solo con un poco de fuerza puedas sacarlas una parte de las paredes intestinales al exterior. Además, para que las heces no salgan a borbotones (en más de una escena ha sucedido el horror) se debe ayunar durante 16 horas y realizar ejercicios abdominales que relajen los músculos del suelo pélvico y el esfínter.
Eso sí, tened cuidado porque si os convertís en conejillos de indias del rosebud puede haber consecuencias a largo plazo. Si te pasas puede que no todo vuelva a su sitio. Y lo que es peor, pueden producirse desgarros y fisuras anales que requieran de cirugía rectal para no cagarte encima. No te engañamos, tu culo puede romperse y tú puedes terminar usando pañales para adultos. El peor efecto secundario de los prolapsos rectales.
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