En la tabla periódica de las actrices porno, Reina Rae se encuentra entre los elementos preciosos. Sin embargo, la extraña planificación de su carrera tiene la culpa de ser un electrón pornográfico atrapado en estudios de segunda división como team Skeet o SpyFam. Con un contador de escenas casi a cero (14 desde 2022), la californiana apenas ha exhibido su atractivo exótico —recordemos que parte de su sublime belleza se la debe a sus antepasadosa indios— y parece estar incapacitada para asociarse con compañías que estén a la altura de su alucinante rostro. Ni siquiera la complicidad de Vixen pudo retratar a la estrella solitaria como se merece. Un regalo de Dios para el hombre totalmente desaprovechado.
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