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El regreso de Rayveness a las tramas del incesto inmoral

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Cansada de estar encasillada en la infinita demanda del subgénero incestuoso, lo que le produjo muchas incomodidades morales internas por venir de una familia cristiana protestante, la pornostar Rayveness dejó el porno hace un lustro y desapareció del mapa como si se la hubiera tragado la tierra… hasta ahora. Y es que la más puta de la ciudad de Jamestown (EE.UU) acaba de regresar a la industria de adultos para recuperar su antiguo estatus: el de MILF injustamente clasificada. Porque esa es otra, estamos ante una mujer hipersexy que aparenta ser una treintañera cuando está a las puertas de cumplir medio siglo de edad (49 años).

Un físico que reniega el nicho de maduritas en el que está catalogada oficialmente. Aun así, la comunidad de pornófilos aplaude este sorprendente ‘comeback’ por ser una deslumbrante y pálida starlet cuyo cuerpo privilegiado, conservado con pocas cirugías, es capaz de hacerle sombra a arrogantes jovencitas que todavía usan los dientes para hacer felaciones. Más que nada porque sus dos décadas trabajando otorgan una experiencia fílmica única que marca la diferencia en cualquier papel.

Lo que más nos sorprende es que ha vuelto a tropezar con la misma piedra; la del incesto. Más que nada porque ha sido en la sucursal de Watching My Mom Go Black el lugar elegido para su regreso. Un estudio interracial en el que se mete en el papel de una madrastra que no tiene vergüenza en follar con un negro delante de su hijo. Parece que se ha tenido que tragar sus principios y su orgullo. Menuda hipócrita. Esperemos que no vuelva a dejar la industria y eche pestes de la bajeza moral de este tipo de escenas etiquetadas en tramas incestuosas.