Antes que desde el submundo del BDSM lancen al mercado máquinas y artilugios para dar placer sexual, los encargados de fabricar estos retorcidas utensilios deben realizar tests de pruebas. Es aquí donde entran las chicas tester o chicas de prueba, voluntarias que se someten a esta agónica y sexual tortura con el culo puesto en pompa y sobre un palé de madera para comprobar el poder de las «Sex Machines». En este caso se trata de un consolador atado a un mecanismo que avanza y retrocede con total potencia y velocidad. Un artilugio que dispone de última tecnología al servicio de la depravación sexual con una GoPro incorporada y con un gancho diseñado para meterlo en el ano ¿De qué mente abyecta ha salido semejante idea?
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