El gusto por el porno ginecológico se ha disparado estos últimos años. Las razones todavía son un misterio, pero en JaqueMateAteos podemos desvelar que jugar con la delgada línea, que delimita el consentimiento médico de los abusos sexuales (o consentidos) a pacientes, tiene un gran poder de sugestión a la hora de crear fantasías hasta cierto punto convencionales. Es precisamente en el territorio de la inmoralidad donde gana fuerza este subgénero, en saber que se está derribando un muro real que dará paso a la construcción de un mundo de médicos y enfermeras, doctores pervertidos y primeras visitas y revisiones ginecológicas donde la frialdad profesional da paso a tocamientos con oscuras intenciones.
Como vídeos sexuales, no están hecho para todos los estómagos al tratarse de una variedad de ámbito pornográfico que ahonda en una parafilia sexual, pero al menos nos sirve para conocer aspectos de la psique del ser humano. Después de todo, para algunos fetichistas, las pruebas, exámenes, revisiones de útero… excitan más si se llevan a cabo en consultas que puedan convertirse en alcobas de sexo, donde se pongan en prácticas fetiches como el fistfucking, que suele ir parejo.
En la industria de adultos, una mujer no siente vergüenza cuando toca entregar sus zonas íntimas en una consulta aséptica para ser explorada. El momento de abrirse de piernas en la camilla de ginecología para hacerse una revisión vaginal pasa de ser un momento tenso a un instante orgásmico cuando los doctores rompen el juramento hipocrático para extralimitarse en sus funciones de exploradores de coños con guantes.
Para otros pornófilos solo es una mera excusa para ver de cerca coños bonitos y vistosos. Secuencias que nos muestren planos ginecológicos que no son rodados en ningún otro tipo de género X. Vistosos acercamientos a la vulva, labios menores y mayores, el punto G del clítoris, e incluso acceder al interior cárnicos mediante fórceps y derivados. Todo vale para excitar, incluso dejar de lado la ética profesional.
Pornostars que graban sexo ginecológico
El porno ginecológico no es apto para todas las actrices. Hay que tener presente que la anatomía de la mujer juega un papel clave aquí. No vale cualquier coño, debe tener unas características adecuadas, y tendrá que cumplir con ciertos requisitos. Por ejemplo, suelen ser carnaza starlets que han parido varios hijos y/o han dilatado al máximo la laxitud de sus orificios. Serán estas vaginas ensanchas, aquellas en las que cualquier polla queda holgada, las seleccionadas para esta demandada temática de índole fetichista.
Son muchos los directores de cine X que utilizan este tipo de secuencias uterinas para rodar su estilo particular. Mike Adriano es el rey de esta variante de pornografía donde el zoom y el POV son prácticamente los únicos planos, casi violaciones a la intimidad de sus úteros por la proximidad a la que se encuentra la cámara. Quitando del conocido californiano, y los estudios de Kink y Gynox, apenas hay un puñado de productoras medianamente decentes que se atrevan con el porno ginecológico. Tal vez todavía hay que romper muchos tabús.