“Gano más del doble de lo que ganaría como atleta. Tómalo como quieras, pero a estas alturas gano más en Onlyfans que remando”. Son palabras del piragüista neozelandés Robbie Manson, deportista que posa en dicha plataforma luciendo sus músculos prominentes con ropa interior ceñida, sin ocultar al público su doble faceta.
Y está lejos de ser el único; desde la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, la prensa ha publicado artículos sobre atletas y deportistas olímpicos en plataformas de contenidos para adultos. El ejemplo citado de Robbie Manson, pero también los saltadores ingleses Jack Lauguer, Noah Williams, Matthew Lee y Daniel Goodfellow, el alemán Timo Barthel, la saltadora de pértica canadiense Alysha Newman y la jugadora de baloncesto australiana Liz Cambage.
Estos datos evidencias la desconocida precariedad de los deportistas de élite para el gran público: un estudio con 500 deportistas de 48 países diferentes revela que el 58 % de ellos no se considera estable en términos económicos. Y es que cuesta creer que, por ejemplo, en Francia, casi la mitad de los deportistas de alto nivel ingresan menos de 1000 euros al mes.
Otro ejemplo curioso es el de la lanzadora de disco estadounidense Veronica Fraley que decía lo siguiente en una conocida red social: “Mañana participaré en los Juegos Olímpicos y ni siquiera puedo pagar el alquiler”. Su desesperación fue escuchada por dos personas bien situadas, el rapero Flavor Flav y el marido de la campeona Serena Williams, Alexis Ohanian. Ambos le enviaron dinero para que pudiera pagar su deuda; el primero desempeñando de nuevo el papel de mecenas. Y es que el carismático líder de Public Enemy ya se había comprometido a apoyar a los equipos femenino y masculino del waterpolo estadounidense durante cinco años. En fin, tócate los huevos, pero qué mal repartido está el pastel en este mundo.
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