Puede que actualmente Nina Hartley (62 años) solo sea una abuela metida en el porno que pocos millennials conocen, pero en su época dorada (la maravillosa época vintage de los 80) fue la más célebre de todas las pornostars del circuito internacional. No en vano, su longevidad en la industria de adultos data del 1984 y todavía sigue sumando títulos a su delirante cifra de 1440 películas rodadas. Más de 30 años en el oficio del ñogo ñogo, dedicándose en cuerpo y alma a esta profesión que por aquel entonces estaba denostada hasta la saciedad.
Los orígenes humildes de esta leyenda viva del porno se remontan al lejano 1984, año en el que debutó con la película «Educating Nina», dirigida por la expornostar Juliet Anderson. Una primera vez en la que tenía 26 años, con miedos escénicos y desconociendo por completo que con el paso del tiempo llegaría a ingresar en el Salón de la Fama AVN, santuario sagrado para cualquier performer del bisnes sexual. Incluso apareció en el famoso programa de Oprah Winfrey y ha escrito libros feministas que defienden la sexualidad de la mujer.
Su forma de folla frente a la cámara marcó tendencia y raro es el listado pornográfico que no incluya su nombre. Con décadas de experiencia a su espalda, carisma de sobra y buenas formas se ha pasado las últimas tres décadas trabajando en la meca del porno y se ha labrado merecidamente el apodo de reina del género MILF. Aunque hoy en día más bien encajaría mejor en el nicho de las GILFs, las abuelas que son auténticas veteranas sexuales. Es lo que tiene seguir rodando por encima de los 60 tacos, ¡imparable la vieja!.
Si tenemos que seleccionar sus ‘greatest hits’ no daríamos abasto, pero muy recordada fue una de sus apariciones junto al lechero Peter North. Una escena icónica entre las centenares de películas de porno vintage que ha protagonizado por la mítica eyaculación que recibe Nina sobre su espalda. De ahí que aquella corrida sobre la espalda a Nina Hartley es algo antológico para todos los fans del cine X.
Respecto a sus orígenes, Nina se crio en San Francisco, en pleno movimiento hippie y nació en un entorno familiar plagado de judíos y mentalidades de izquierda. Fue en los años ochenta, cuando aceptó un empleo de stripper para pagar sus estudios de enfermería y, de hecho, consiguió graduarse ‘cum laude’. Eso sí, un año antes, debutó en el mundo del porno protagonizando con la citada película «Educating Nina» y a partir de ahí comenzó ya una rutina de rodajes hasta nuestros días. Producciones de todo tipo, además, grabando cine educativo o didáctico en las que mostraba al público ejercicios sexuales prácticos como el bondage, las felaciones o cuál era la mejor postura para practicar sexo durante el embrazo. Experiencia que le sirvió en 2006 para escribir «Nina Hartley’s Guide to Total Sex», todo un bestseller estadounidense.
En los noventa trabajó codo con codo con las mejores productoras pornográficas y decidió perder la virginidad anal frente a la cámara, una pirueta sexual insólita en aquella puritana época que le permitió adquirir el estatus de superestrella. En este nuevo milenio tampoco ha dejado de trabajar en series X como «Naked Hollywood» o «Private Sessions». En la actualidad, sigue participando en películas de la categoría MILF, GILF, cougars y de maduritas, sin que muestre signos de cansancio. De hecho, ninguna otra starlet se le acerca en regularidad y fiabilidad ante el objetivo. Algo inexplicable lo de esta consumada maestra sexual que ya lleva más de treinta años haciendo feliz a sus espectadores.
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