La ucraniana que ganaba de forma unánime cualquier certamen de belleza al que se presentaba en su juventud, Nikki Benz, ha protagonizado recientemente su segundo choque con la superpolla negra de Dredd. Un encuentro en el que se hace patente de que la starlet moribunda solo vive de glorias cosechadas en años anteriores —su upgrade corporal a golpe de bisturí, botox y demás condimentos artificiales la han convertido casi una casi milf deshumanizada— y que lo poco que rueda debe llevar la vitola de exigencia sexual para llamar la atención. En esta ocasión ha participado en la séptima edición de la conocida serie pornográfica «Once You Go Black» de Jules Jordan, una cinta donde tendrá que que combatir lo mal que la está tratando el tiempo a base de recibir profundas penetraciones con una de los órganos viriles más grandes de la industria.