Hace casi dos años ya mencionamos la eclosión mílfica que había sufrido la infravalorada Natasha Starr en la industria americana. Un cambio de imagen tan forzoso como invasivo y artificial al que se sometió voluntariamente para tratar de superar a su hermana menor Natalia Starr, más buenorra y más talentosa en materia pornográfica. Hace pocos días pudimos volver a ver su transformación estética —de poco le ha valido— en el conglomerado de MYLF (Anal Mom) y, aunque ya no sea aquella tímida chica salida de su Cracovia natal que le daba repelús chupar pollas, sigue sin subir de nivel y se ha atascado en la segunda línea de defensa del porno. Y es que por muy superior que sea físicamente sigue estando a la sombra de su hermana.
in Sodomía