Nos resulta del todo inevitable comparar el antes y el después de Natalia Starr tras su paso por el porno. Ni siquiera parece la misma persona. La polaca después de estar 8 años cabalgando a lomos de sementales ha transformado su cuerpo en un amasijo cárnico completamente distinto al cuerpo envidiable con el que la vimos comenzar su andadura pornográfica. Pasó de ser un bombón del Este a la típica estrella porno de los años 90 con un montón de cirugías mal hechas en la cara; una la vulgar rubia de tetas falsas. Que lejanos nos quedan aquellos inicios en los que representaba la vertiente más erótica del porno con un cuerpo natural envidiable. Aun así, todavía queda algo de su herencia polaca, un atisbo que en Blacked se entrevé a través de sus mechones dorados y sus penetrantes ojos azules junto al gigante Louie Smalls.
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