Sin hacer mucho ruido, la rolliza Mona Azar se ha postulado como una de las pechugonas más ilustres del negocio en apenas unos pocos meses de andadura pornográfica. Su anatomía curvilínea con denominación de origen —en JaqueMateAteos aludimos a su ascendencia italiana e iraní— se ha establecido como un nuevo fenómeno natural del que todo el mundo habla, al menos en el último monográfico del director Pat Myne: «Natural Phenomena». Una película de la productora Evil Angel donde homenajean carnes trémulas exentas de silicona. Puede que no sea la más guapa, ni la de mejor cuerpo, pero tienen la capacidad oculta, la potencia intrínseca, de transformarse en la bomba sexual cuando su piel es lubricada con aceite, que se vuelve combustible erótico de alto octanaje cuando es vertido sobre increíbles tetas naturales.
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