La única vez que mencionamos a la californiana Mila Monet (18 años) apenas la describimos físicamente más allá de hacer hincapié en sus ensanchadas caderas diseñadas para soportar los vaivenes de la cópula. Ahora sabemos que esta dulce novata venida de la ciudad de Pittsburgh tenía tantas ansias de estrenarse en el ñogo ñogo que debutó en mitad de la pandemia. Una zona temporal que automáticamente la cataloga como la primera starlet de la «Generación Covid». Al menos, es como la etiquetan en Net Vide Girls, donde perdió la virginidad profesional después de que la agencia Motley Models le echara el guante.
Pero vayamos al grano, al punto fuerte de la propuesta corporal de esta actriz con apellido de famoso pintor francés. Y es que esta excamarera de restaurante de poca monta (lo puso en su currículum) tiene un ambicioso trasero de infarto que contribuye al calentamiento global. Un provocativo culo de la vieja escuela —de esos que son tan blandos al tacto que cuando son golpeados ondulan como las hipnotizantes olas del mar— que al principio de la escena deberían indicar con un aviso de advertencia por riesgo de infarto.
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