Desgraciadamente, la poca atención que le prestamos a la productora española Fakings es la culpable de que nuestro radar haya pasado por alto a un mujerón como Merce Palau. Y es que los creadores del término «porno para el pueblo» tienen entre sus manos un auténtico diamante en bruto de 44 años de la cantera barcelonesa. Una auténtica bomba sexual ibérica que, habiendo superado la barrera de los cuarenta años, necesita activar su vida sexual frente a la cámara. Dice que es una aburrida abogada cansada de cepillarse yogurines que caza a través de Tinder, pero también hemos encontrado que es una escort muy solicitada en según que círculos. Una prueba fehaciente de que el vicio le corroe el alma.
Sea como sea, su perfil físico es un soplo de aire fresco en el reino de las maduras, que estaría bastante paradito a nivel nacional si no fuera por la presencia de Monste Swinger y unas pocas más. El sex-appeal de sus rizos y sus grandiosos pechos naturales al estilo «chubby» —enmarcados en un cuerpo rebosante de carnes trémulas— marcan la diferencia.
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