Hace unos meses bautizamos a la novata Melody Foxx como una princesa latina de los suburbios —su herencia cubana se nota a kilómetros— que había sido bendecida (o castigada, según se mire) con esa vulgaridad barriobajera de los bajos fondos. El caso es que por la elección de sus últimos trabajos en estudios de nicho incestuoso nos hace pensar que está intentando no consumirse en su propio estereotipo de latinoamericana. Sin ir más lejos, en Family Strokes y My Pervy Family parece que quiere deshacerse de su típica picardía latina y está adquiriendo cierto acento americano para obsequiar a la audiencia con un registro totalmente distinto respecto al que la habíamos conocido. Solo el tiempo dirá si este movimiento de ajedrecista pornográfica incidirá positivamente en su carrera, de momento solo cabe esperar y seguirla de cerca para ver cómo progresa.