La fuerza con la que ha irrumpido la pornostar española Medusa en el circuito estadounidense de adultos sobrepasa todas las escalas sismológicas de Richter. Por lo visto, la sexualidad de la catalana —abanderada por su fiel y mitológica gorgona tatuada en su brazo— estaba en estado latente desde que, en 2018, decidiera retirarse del porno profesional para aumentar del contenido de producción propia en plataformas sociales como Onlyfans. Por suerte, en su regreso ha desencadenado una oleada de escenas al otro lado del charco que han terminado por destapar todo el potencial oculto que tenía adormecido.
Y es que la pornostar de monstruo mitológico ha reapareció con un cambio de imagen impactante. Lo que queremos decir es que ha pasado por el taller de chapa y pintura para aumentarse el busto. El resultado es una portentosa delantera americanizada que puede rivalizar gramo a gramo con la silicona del otro lado del charco. Consecuentemente, sus nuevas tetas la han resucitado y las productoras yankis se pelean para exhibirla en todo su esplendor: Dane Jones, fake Driving School y Public Agent.
De esta manera, Medusa se ha descubierto como una digna heredera directa de la sexualidad de las antiguas diosas griegas. Un salto abismal a nivel profesional que la sitúan en una órbita muy cercana a Paola Hard o Natasha Lapiedra y otras talentosas starlets nacionales (honrosas excepciones) que tuvieron la suerte de triunfar en la tierra de las oportunidades.
Su radiante rostro y voluptuoso cuerpo no juegan en desventaja frente a lo más granado del porno cuando se la expone en estudios como PornFidelity, Brazzers y BangBros (delegación Public Bang y Dirty Maid). Es mas, no solamente no tiene nada que envidiar de las estrellas pornográficas, sino que además juega con la ventaja de que sus artes amatorias tienen tanto poder que pueden petrificar a actores como Nacho Vidal. De ahí a haber escogido su acertado nombre artístico.
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