Dándome un garbeo por una de las webs abanderadas del todopoderoso imperio que es Mindweek, PornHub, me he encontrado con una webcamer canadiense de 32 años que se mueve entre las aguas del porno semiprofesional y la producción propia. Se hace llamar Meana Wolfe y graba escenas fetiche de alta calidad para satisfacer sus propios impulsos sexuales. Entre sus facetas habituales se encuentra una más que evidente destreza para las mamadas y un uso de la sucia palabrería que implican directamente al espectador combinada con elementos religiosos. Todo sin descuidar el resto de sus habilidades amatorias, lo cual nos deja un elevado poder de seducción ante la cámara. Posee el suficiente genio, garbo y figura para rubricar sexo casero como para que algún estudio le ponga un cheque sobre la mesa y le ofrezca salir de las tétricas interioridades de su hogar.