La neoyorkina Kristina Sweet, más conocida por las plataformas amateurs como Luxury Girl, es una de las pocas chicas que tienen canal propio en el portal de PornHub y puede presumir de ejercer como camgirl por vocación. Y es que Luxury es una niña de papá, una de esas chicas consentidas y dolorosamente guapas que lo tiene todo en la vida y que al llegar a la edad del pavo, en un ataque de rebeldía adolescente, le da por airear su vida sexual a través de una webcam. Su solvencia económica le da para rodar sofisticadas colecciones de escenas sexuales en exclusivas localizaciones rodeadas de lujo: yates, jets privados, coches de lujo, mansiones… Lo que se dice una pija que viaja por todo el mundo haciendo vida social y es asidua a estar en todas las fiestas.
Fue en uno de estos saraos, el de la reciente orgía de San Valentín de Brazzers, cuando firmó el contrato con Brazzers para dar el salto al porno profesional americano. De ahí que debute con la popular serie «A Day with a Pornstar: Edición Cuarentena» en la que por cuestiones de fuerza mayor (el confinamiento obligado por el coronavirus) el estudio yanki permite a las pornostars grabarse a ellas mismas desde casa sin tener que pisar los platós de cine.
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