La valenciana Lulú Pretél dio el saltó al porno en el lejano 2012 dejando claro que sus armas de mujer eran unas peligrosas curvas bien recubiertas de carne magra. Especialmente unas caderas que eran una auténtico disparate anatómico, por la cantidad de cinta métrica que era necesaria para rodear su gran culo. No en vano, adoptó su nombre pornográfico a raíz de la novela «Las Edades de Lulú», de Almudena Grandes, y se dispuso a asaltar las productoras de habla hispana y europeas sin más trampolín que su voluptuoso cuerpo sin mácula y unos sugestivos y enigmáticos ojos azules capaces de derretir entrepiernas.
Fue asidua a festivales eróticos, estuvo nominada a los Premios NINFA 2015 y ha visitado ilustres compañías como Evil Angel, Legal Porno, Fakings, Leche69 y Lust Films (el estudio artístico de Erika Lust), aunque si tenemos que destacar su escena más emblemática esa sería sin duda alguna su affair profesional con Nacho Vidal. Un intenso encuentro en el que la neumática valenciana casi descoyunta al actor con la fuerza centrípeta de sus caderas.
Se retiró del porno profesional en 2020, así que desgraciadamente ya no podemos sucumbir a la tentación de volver a contemplar su apoteósico tren inferior y culo hip hop practicando sexo anal. Una lástima no poder volver a reventar esos potentes glúteos ni ver la tinta de su icónico tatuaje en el pubis, el que decía «insaciable».
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