A pesar de la relación de amor odio que tiene Tushy con la arrebatadora Little Caprice —solo se desprecinta el ojete con su marido Marcello Bravo—, el estudio la renueva cada cierto tiempo para mantenerla en el catálogo de estrellas. La musa checa solo sale al ecosistema del porno profesional (lleva años trabajando como autónoma desde su propio baluarte) si es para rodar bajo los lazos conyugales, y a pesar de que lleva más de 10 años en el oficio apenas han cambiado sus exigencias monógamas desde que está enamorada (excepto cuando toca interracial, por motivos obvios). A los herederos del emporio de Greg Lansky no les debe hacer mucha gracia, pero aceptan a regañadientes porque saben que la diosa del Este, a pesar de pecar de frialdad, es una de las mejores actrices europeas de la historia de la humanidad.
in Sodomía
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