Si la semana pasada solo nos faltó componer un soneto para endiosar la zona donde termina la espalda de Rose Monroe, hoy os traemos a otra latinoamericana que gasta unas posaderas dignas de mención. Nos referimos a la cada vez más postiza Lela Star, una starlet adicta a la silicona y a los rellenos salinos que posee tantos admiradores como detractores debido a esta misma razón. Una mujer obsesionada con convertirse en otro ser humano diferente al que ya no le queda ninguna célula de su anterior cascarón cárnico pero todavía es capaz de meterse un racimo de pollas. En esta ocasión, la última versión de este engendro del quirófano nos demuestra que con todo ese material plástico metido en su organismo no suponen un estorbo para follar como una campeona encima del galardonado rabo de Markus Dupree.
in Sodomía