Hace una semana, el cine pornográfico proclamó a Little Caprice como la 2ª mejor pornostar checa de todos los tiempos (la 1º es la indiscutible Silvia Saint). Una decisión unánime a la que nadie se opone, sobre todo sabiendo que acaba de ganar su 3º premio AVN como «Mejor Pornostar Extranjera del Año». Con semejante palmarés (2023, 2022, 2020) supera ampliamente a otras ilustres compatriotas como Alexis Crystal o Lucie Wilde, que rivalizan por debajo con la erótica frialdad de la starlet del Este. A sus 34 años, su belleza sigue siendo arrolladora, y lo más importante, mantiene intacto su virginal rostro y cuerpo armonioso.
Estamos ante una auténtica leyenda viva del porno glamuroso europeo que, como los buenos vinos, mejora con los años. Para prueba, sus últimos 3 años de bonanza pornográfica en los que ha combinado de forma magistral contenido amateur filmado en su propia página web personal, «Little Caprice Dreams», con apariciones estelares en los estudios de Vixen Media Group, cuando el francés Greg Lansky expandió su emporio al viejo continente y empezó a reclutar a diosas eslavas y modelos eróticas del Este.
Ese momento se materializó en 2018, cuando la musa de la República Checa dejó que su marido, el también actor porno Marcello Bravo, la penetrara analmente en el estudio Tushy. Un primer anal profesional titulado «Gaping For My Husband’s Boss» que fue el pistoletazo de salida en su carrera como ejemplar actriz triple X del glamcore. La eterna teenager checa, sin hacer demasiado ruido, se convirtió en una de las actrices de Centroeuropa más conocidas del mundo y, dicen, también de las más ricas. Sin ir más lejos, su la primera doble penetración de Little Caprice, publicada desde la tranquilidad de su productora particular, cuesta 400€. Casi nada.
A partir de este punto, la diosa checa tuvo un éxito notorio en Norteamérica y pronto le siguieron otras escenas para la productora Vixen, una de ellas junto a la espectacular Tori Black en «Sugar Daddy Sharing» y pocos meses después con el lanzamiento de «Fashion Appreciation«, revelada como una de sus mejores escenas en su filmografía por tener como telón de fondo la mismísima Torre Eiffel. Nosotros, por nuestra parte, no tenemos nada más que decir acerca de la ya coronada como emperatriz extranjera del porno de América. Bueno, sí, que mercantilizar tan morbosa actividad teniendo como protagonista a Little Caprice debería ser un derecho recogido en la Constitución Española.
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