En un país cotilla y alcahuete hasta la médula, y repleto de correveidiles, parece lógico que cada movimiento de la reína Letizia se mire con lupa, puesto que además de necia y fisgona, nuestra prensa es cortesana en su mayoría, por lo que nos mantienen siempre al tanto de la andanzas y desandanzas de nuestra monarquía borbónica. Para nosotros, el personaje más fascinante de la realeza patria es el único miembro que no tiene sangre real; es decir, la reína Letizia, una atractiva experiodista que tiene un buen “meneo”, sobre todo cuando su delgadez no es tan acusada. De hecho, nos asaltan algunas preguntas indecorosas: ¿le gustará el sexo anal? ¿Su aparente frialdad se transformará en un estado febril y libertino en la cama? Lo que parece claro es que de mosquita muerta tiene poco, como podemos ver en este vídeo.
Medio siglo de edad contempla a la Reina Letizia; sin duda, la monarca más bella y distinguida de la realeza europea. Una MILF de alta gama que intenta borrar un pasado un tanto pendenciero debido al cargo que ocupa desde que se subió al altar para unirse en matrimonio con el soltero más cotizado del Reíno de España, el otrora príncipe Felipe de Borbón. Esto ocurrió antes que su padre, «Campechano I», abdicara después de fornicar con todo bicho con falda viviente menos con Sofía, la sufrida reína emérita. Felipe, que ya era un tío talludo y preparado, no tardó en hacerle dos bombos a la entonces princesa Letizia, de la que se decía que era republicana, agnóstica y de izquierdas. La controversia en aquella época estuvo servida. Sea como fuere, la actual reina Letizia es una atractiva mujer madura, y queremos creer que también es una puta reína en la cama —en el buen sentido, cómo no—. Así que salud y anarquía en el coño de la reína Letizia. Al menos, la misma libertad que ha tenido su suegro a la hora de copular y de acumular riqueza como un cacique bribón. Aunque, eso sí, de talante campechano.
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