Entre los especímenes de féminas mayores de 60 años metidas en el mundillo del porno tenemos a la incombustible Rita Daniels y la ninfomaniaca Sally D’Angello, pero ninguna de ellas encaja en el perfil de la asiática Kim Anh. Hablamos de una mujer tailandesa, al menos de nacimiento, que emigró a EE.UU para cumplir el sueño americano. Hasta ahí todo bien, pero algo debió cortocircuitar en la mente de esta anciana oriental para empezar a hacer porno más allá de sus 60 años, una barrera donde las estrías, patas de gallo y los pocos dientes que quedan en la boca son motivos suficientes para decir que no al sexo filmado.
El caso es que, aun teniendo en cuenta todo lo anterior, viendo el despliegue de activos sexuales de esta sextuagenaria criada en Tailandia entendemos porque ha decidido hacer porno de GILFs (grandma I’d like to fuck): un cuerpo que se conserva como el buen vino, elasticidad de bailarina adolescente, pasión desbordante en cada gesto y un aforo anal a prueba de bombas.
Parece que su secreto está en preservar un físico espectacular y querer probar nuevas experiencias aunque ya haya pasado menopausia. Una hipersexualidad que muchas mujeres quisieran y que parece encontrar su razón de ser en sus orígenes. Y es que la señora Kim Anh demostró desde bien jovencita ser un culo inquieto, teniendo unas inquietudes de lo más diversas, aprendiendo inglés, emigrando al país de las oportunidades, licenciándose en la universidad y trabajando como profesora de yoga para pagarse sus estudios de medicina. Una experiencia vital concentrada que ha terminado por germinar haciendo porno GILF.
Loading…