Con 270 escenas en su haber desde 2018, está claro que Kiara Cole evitar rodar con actores negros. Y es que la pornostar de Illinois de 22 años todavía no ha grabado ninguna escena de índole interracial, a pesar de encajar con el estereotipo que busca el nicho racial: aniñada, pequeñita y de rostro angelical. Algo que levanta sospechas y justifica el hecho de incluirla en la polémica lista de actrices que se niegan a follar con la raza afroamericana. El mismo decálogo discriminatorio que una vez encabezó la famosísima Brandi Love, al menos hasta que Blacked le dio la oportunidad de quitarse el maldito sambenito.
Sea como sea, hay algo extraño y turbulento en el historial de Kiara Cole que debería ser subsanado de inmediato. No es normal que una emancipada y guapísima starlet rubia de piel lechosa —un exclusivo placer gourmet al alcance de muy pocos— jamás haya sido empalada por un hombre afroamericano. Y aquí no valen medias excusas, como decir que su talento especial es el fornicio incestuoso, o que está englobada dentro de un perfil muy particular. Más que nada porque gracias al estudio Bratty Sis sabemos que su eficacia sexual está más que contrastada.
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