Muy pocos pornólogos saben que la trayectoria pornográfica de Kenzie Reeves estuvo seriamente perjudicada durante 4 largos años por un horroroso tatuaje en la zona del esternón, la zona superior del pecho que hay debajo del cuello. Podéis comprobar vosotros mismos como nuestra hada frenética de los anales siempre fornicaba con la camiseta puesto. Jamás se la quitaba, ni aunque le practicaran un medievo en su ano. Fue criticada, denostada y hasta vilipendiada por multitud de productoras que la obligaban a taparse esa parte de la anatomía con una prenda de vestir. Decían que le restaba inocencia y cierta apariencia de niña buena, su seña de identidad.
Desde la comunidad pornófila, no son pocos los puristas que se sentían molestos por la insistencia en usar siempre una camisa para cubrir su entintado, algo que según opiniones le restaba valor a sus escenas, pese a que la starlet de 25 años era un auténtico torbellino con capacidad para propulsarse sexualmente como un cohete en cualquier coto de caza hardcore. Solamente en las alternativas dependencias de Burning Angel, el único estudio por donde la tinta fluye libremente a través de los cuerpos, podía liberarse de este yugo estético que le restaba puntos en el manido nicho de las pequeñas rubias traviesas con ganas de marcha.
Bien, pues después de una larga espera por fin podemos decir que Kenzie Reeves ha eliminado su tatuaje que tenía sobre las tetas y ya puede quitarse su maldito jersey por completo. Lo hemos comprobado en su última escena en Nubile Films, donde por arte de magia se ha convertido en la «Fantasía del Mes» de noviembre para disfrute de sus seguidores. Eso sí, garantizamos que sus conocidos pezones erizados —podrían rayar cualquier cristal— los mantiene tan intactos como su vehemencia a la hora de echar polvos.
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