Después de 3 años de carrera en la industria de adultos Kenzie Reeves sigue cumpliendo esa ley no escrita de follar con la camiseta puesta para taparse el tatuaje que tiene en la parte superior de su busto (supuestamente su apellido real escrito con letras enormes). Un hándicap a la hora de hacer ese papel de adolescente traviesa que le suelen dar en productoras mainstream. Lo que no entendemos es porque sigue llevando esta prenda de ropa cuando la reciente ganadora del título «Condesa del Contorsionismo», según los Spank Bank Awards 2020, colabora con un estudio como Burning Angel, compañía orgullosa de lucir tatuajes en sus pornostars contratadas.
Sea como sea, con su pequeño tamaño no da la impresión de ser una come hombres, pero en cuanto se pone en marcha y la claqueta chasquea se convierte en una máquina con una disponibilidad total para las revoluciones anales más endiabladas.
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