El estudio pornográfico Kink ha cambiado su política de contratación y ha puesto precio a starlets que no tengan experiencia en el campo del porno duro. Unos requisitos sexuales que Kenzie Anne cumple a rajatabla, ya que hasta hace bien poco era la niña mimada de la refinada productora Vixen Media Group y apenas tiene experiencia vital por este subgénero donde las penetraciones son violentas y el rol dominante siempre lo lleva un hombre. Ni siquiera sus escarceos orales en Swallowed, donde dejó prestada la boca y le dio a la sinhueso, se pueden considerar de intensidad elevada.
Está claro que Kenzie Anne no se quiere conformar con probar su valía a lo largo y ancho del porno almidonado. Algo atípico para los exconejitas de Playboy que quieren vivir con el mínimo esfuerzo. Por lo visto, quiere escalar a una velocidad de vértigo por cualquier oscuro y sucio rincón del star system erótico. El brutal correctivo al que se somete en el canal Sex & Submission es la demostración de que sus impulsos internos son los que conducen su carrera. La clásica adicta al sexo elevada a estatus de deidad que busca hacerse un hueco en la champions league del porno americano.
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