Aunque nos llamó poderosamente la atención por tener un singular encanto fresco que donó a la ciencia pornográfica y una de las vaginas más exquisitas del negocio de adultos (se nota que sus agujeros son bonitos, suaves y limpios), la infravaloradísima Kamryn Jade no destaca en esta ocasión por esa inocencia interrumpida que evocamos. Y es que su boca abierta en forma de O ilustrada, en la mayor parte de las secuencias de Girl Cum, es la quintaesencia del éxtasis: ojos cerrados con fuerza y ceño fruncido que delatan inequívocamente los incalculables orgasmos que experimenta. Es lo que tiene estar subida en un sybian —diabólica máquina sexual fetichista que penetra sin compasión a máximas revoluciones— y encontrarse en un estado de orgasmo tan intenso que no puede dejar de gemir, jadear y retorcerse de placer, como una poseída en trance.
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