Hace más de 3 años que Kali Roses llegó al porno, pero desde aquel húmedo blowbang en HussiePass a principios de 2019 parece que su carrera está en un punto muerto y su ritmo de grabación no es demasiado elevado. Puede que nosotros hayamos tenido razón y sus tatuajes musleros sean un óbice para que estudios que buscan físicos sin adornos ni dibujitos en la piel la contraten para sus escenas. Algo difícilmente creíble a estas alturas porque ya ha trabajado para el quisquilloso Lansky y porque hay otras compañeras de profesión que también llevan tatuados piropos pornográficos en sus cuerpos: Katrina Jade lleva un tatuaje en una nalga que pone Slut (Puta) y Kissa Sins lleva también en una nalga la palabra Sinner (Pecadora). Así que por descarte solo nos queda una mala gestión de su carrera por parte de su agencia Hussie Pass.
in Sodomía