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La mítica Jasmine St. Claire: pornostar y luchadora profesional

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Durante los turbulentos años 90 apareció de la nada una pornostar que, sin ser tan conocida como Silvia Saint o Tiffany Mynx, llegó a acumular cierta fama gracias a presentar una exótica propuesta física combinada con el gonzo más extremo del momento. Nos referimos a Jasmine St. Claire, una exuberante starlet de estirpe rusa y brasileña con llamativos rasgos árabes que denotaban lo cerda que era en la cama. Pronto, su nombre empezó a resonar en la industria de adultos a raíz de haber protagonizado un monstruoso gangbang con más de 300 hombres en el que se enfrentó a cientos de pollas en un lapso de horas: «World’s Biggest Gangbang #2».

Era la época de batir récords sexuales —un momento cumbre del cine pornográfico de finales del siglo XX— y Jasmine supo aprovecharlo gracias a un potente cuerpo atlético y ser una pionera en prácticas poco dadas en aquel periodo (anales, orgías y dobles penetraciones, tragadas de esperma…) que fue portada de muchísimas cintas VHS. Por si fuera poco, compaginaba el folleteo delante de las cámaras con subirse a un ring y ser luchadora libre profesional en la liga ECW Wrestling (2000-2003), amén de salir como actriz convencional en películas de bajo presupuesto.

Pero por lo que destacó por encima del actrices del momento fue por su personalidad adelantada a su tiempo. Su mirada, su sexualidad desbordante y su forma de moverse denotan una forma de ver el sexo que los estudios y directores no supieron exprimir al máximo en ninguna de las 99 películas donde intervino. Como si hubiera sido una pornostar adelantada a su tiempo que no estaba confeccionada para el gusto de la época. Y es que la incomprensión del público fue indirectamente el culpable de su retiro en 2002 y motivo por el que ni siquiera tiene un hueco en el Hall of Fame de los AVN americanos.