Cuando Jasmine Jae emigró de su Inglaterra natal para vivir nuevas experiencias pornográficas en la tierra de las oportunidades (EE.UU) nadie apostaba un euro por ella. La supertetona de Birmingham tenía unos pechos retocados quirúrgicamente en exceso y, aunque poseía una voluptuosa silueta atlética esculpida por las máquinas de gimnasio, a los yankis se les atragantó. Sin embargo, su entrega desbordante, su adicción al sexo desmedida y su buena química con actores asentados en Norteamérica —es paisana y amiga de Danny D y Keiran Lee— le abrieron las puertas de Brazzers, productora a la que está vinculada desde 2012 y lugar donde ha grabado más de 50 escenas. Hoy en día continúa rodando con los chicos de la doble Z y es una de las indiscutibles reinas británicas metidas en el corazón del porno yanki.
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