Janice Griffith nunca se ha ajustado a los estándares anatómicos de las estrellas porno e incluso le han llovido críticas por el quebradizo aspecto físico que presenta. La sílfide americana pertenece a la senda de llamar la atención por su carácter alegre y porque en su momento fue una de las advenedizas que puso de moda los cuerpos con poca carne que se atreven a meterse pollas imposibles. Este nuevo año parece obstinada a retomar su antigua faceta —la tenía algo olvidada rodando selecta pornografía centrada en la exquisitez visual— teniendo el arrojo (o la insensatez) de enfrentar a la gran polla de Dredd en la película «Tiny Size Queens» que edita Jules Jordan. Una gesta interracial al alcance de muy pocas starlets de caderas estrechas que demuestra que a las neoyorkinas les gusta lo grande.