Sonrisas nerviosas, expectación, dudas ante lo desconocido… Nos gustan los castings porno por la inocencia que desprenden los nuevos rostros que quieren labrarse un futuro pecaminoso en una actividad controvertida como el porno. La incipiente starlet de hoy es Gal Richie, que tiene cierto aire a la malograda Amy Winehouse antes de que le afectaran visiblemente las secuelas del desamor y los estupefacientes. Gal no tiene un cuerpo escultural ni es precisamente el prototipo de actriz porno norteamericana, pero quizá en este hecho radique su encanto, además de sus habilidades felatorias y aparentar disfrutar su primer polvo en pantalla Y es que, lamentablemente, en este tipo de encuentros muchas chicas primerizas no pueden evitar reflejar en sus rostros que están deseando pasar el trámite una vez que el maromo de turno entra en acción.
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