Sé que a los millennials (la generación peor preparada de la historia de la humanidad) adoran los cosplay, pero en el mundo del porno autónomo que se rueda desde casa hay webcammers mucho más guarras y expresivas en su disfrute sexual. Profesionales que están más preocupadas de convencer sobre la autenticidad de sus momentos sexuales antes que estar preocupadas por salir bien ante cámara con cualquier disfraz de chica anime. La colombiana Innocent Emmy es el ejemplo de ello, una camgirl conocida por alcanzar extenuantes orgasmos durante sus sesiones de streaming tan solo con el poder de la masturbación femenina. Está claro que muchos de estos espasmos de clímax sexual son fingidos, que no hay placer, todo es puro teatro por pago, hasta las uñas y pestañas son postizas, pero el resultado final es tan convincente y eso es lo que importa.
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