La pluralidad de apodos que mantiene la pornostar americana Goldie Rush parece señalar que padece un trastorno de personalidad múltiple cual Jekyll y Hyde. Así, cuando le toca rodar una brutal gangbang a las órdenes de Kink escoge su apellido «Glock» (como la pistolas fabricadas por la marca de armas austriaca) para imprimir un toque violento e implacable en sus actuaciones sexuales. En este caso una auténtica bacanal al estilo merienda de negros y blancos en la que no pasa inadvertida y llama poderosamente la atención tanto por su look y actitud. Un talante, mucho más agresivo del que mostró en su anal ajardinado, con el que recibe gustosamente dobles penetraciones, asfixias y ataduras con sogas en las consabidas y arduas prospecciones fisiológicas de la pseudosádica productora.