La mayoría de las escenas pornográficas del estudio Nuru Massage tienen un segmento de diálogo de apertura con un masajista que, lenta pero seguramente, comienza a traspasar los límites de lo apropiado. En este caso, las manos largas pertenecen Ella Reese, aquella pornostar de Wisconsin de 24 años —recordamos sus bonitas piernas que podrían ser patrimonio de la humanidad— cuyo plan inicial no satisfizo las expectativas del pornófilo medio y terminó por echar por tierra su prometedora carrera. Algo inexplicable porque a más de uno sus encuentros interraciales le dejaron patidifuso. Una lástima que esta atractiva fornicadora de 1º nivel apenas figure en el circuito mainstream adulto y no encuentre un mejor destino.
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