Eli Tetona fue una auténtica bomba sexual solo por el hecho de haber sido una de las mejores pornostars tetudas que hemos tenido en España. Una actriz que compitió, kilo a kilo, con las impresionantes ubres naturales de Sandra Milka, la actriz que recibió el apodo por la vaca lechera del anuncio. Ya conocéis sus inmensos melones. No es para menos, la barcelonesa apareció de la nada en el 2010 y nos dejó con la mandíbula desencajada cuando la vimos por primera vez en aquel sketch de Parejitas, la serie porno de Torbe más pervertida por tratar de corromper la monogamia de parejitas anónimas.
Tenía 21 años y su fascinante delantera no tardó en llamar la atención por todo el país, por precisamente el exagerado tamaño de sus tetas. Un melonar que ríete tú de los de Murcia. Con semejantes armas de mujer no tardó en trabajar para las productoras nacionales más importantes: Cumlouder, PutaLocura, Fakings, MMM 100, Culioneros, Leche69… nada se resistía a sus desvaríos mamarios.
A principios de 2012, abandonó temporalmente la pornografía por culpa de un embarazo, pero algo en sus entrañas la hizo volver con un look mejorado. Sí, señores. Eli Tetona regresó al porno con unas tetas más grandes todavía. Una cosa de locos ese tamaño desconcertante, que contrastaba directamente con su cintura estrecha y cuerpo delgado. Un desigualdad anatómica, altamente erótica, que supo aprovechar tanto en los sets de grabación profesionales como en las webcam, donde también exhibía su gran potencial teutónico como una de las camgirls más deseadas de esa época.
Por desgracia, se retiró en 2016 con apenas 17 escenas en su haber. Una cifra muy reducida para lo que podía haber dado ese dúo dinámico de ubres lecheras. No obstante, a lo largo de su trayectoria profesional, Eli compatibilizó escenas en clave casera con otras mucho más exigentes, donde el sexo anal se adentraba peligrosamente en territorio extremo.
No podemos sentenciar que Eli Tetona perteneciese al nicho de las divas intocables, más bien su aspecto era el de putón de habla hispana que se dejaba hacer de todo. Dinamita para los pollos, como se dice a la carnaza que utilizan para atrapar a la audiencia. Lo normal para una explosiva catalana de pelazo rubio y pezonacos como galletas Oreo.
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