El exotismo estético de Chloe Amour nos recuerda que los cánones para subirse a los escenarios pornográficos están cambiando a pasos agingantados. Ahora los estudios de vanguardia como Jules Jordan reniegan de curvas insípidas y van a la caza de starlettes con algo en particular. Actrices que pongan una nota discordante a sus performers sexuales por tener una ambición sexual desmedida, rostros de radiante belleza y siluetas extremadamente sexys. En este caso la esbelta tejana se ha convertido en la mesías de esta nuevo canon al saber equipar su cuerpo a base de selectivas cirugías estéticas a lo largo de los años hasta transformarse en una versión 2.0 casi irreconocible de la original, la que apareció en el año 2012.
La sensual pornostar, por cuyas venas fluye sangre cherokee, ha ido poco a poco potenciando su imagen latinoamericana y aportando valor a su insólita variedad genética. Así lo ha demostrado en su primer encuentro con Dredd, cuyos genitales han sido desactivados por su gran poder de seducción, del que es difícil no enamorarse.