Han pasado 11 años desde que Cathy Heaven diera sus primeros pasos en el negocio del sexo filmado y su aspecto ha cambiado tanto que, actualmente, parece una pornostar totalmente diferente. A punto de entrar en la franja de los 40 años, Cathy es conocedora de que debe compensar su exuberante juventud perdida por una ingente cantidad de silicona en sus tetas. Eso sí, aunque su aspecto se haya resentido con muchas intervenciones quirúrgicas —sus tetas multioperadas son dos obras de arte arquitectónicas— su forma de comportarse frente a la cámara sigue siendo la de una húngara depravada capaz de hacer los ejercicios circenses más difíciles; comprometida con el porno sin contemplaciones.
De hecho, gracias a su historial repleto de épicas batallas sexuales, donde le rompen todos los agujeros sin una mueca de dolor, se ha ganado el respeto del público. Muy pocas starlets son capaces de sacrificarse en este oficio y bajar a los infiernos de lugares como Her Limit o Planet Gangbang. Sitios de cierto nivel decadente donde los orificios de las mujeres se ponen a prueba y en las que solo las actrices más hambrientas de sexo logran pasar la prueba del algodón.