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Catching Gold Digger, el buscador de anónimas latinoamericanas

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Rebuscando en la caja de sorpresas que es el gigante amarillo de PornHub nos hemos encontrado con un canal que tiene como leitmotiv el famoso porno de pilladas, fetichismo incomprendido donde los haya, pese a expandirse como la pólvora y alcanzar audiencias estratosféricas en todos los países del mundo. Nos referimos a Catching Gold Digger, una versión latinoamericana de la popular saga que inició Torbe a principios de la década del 2000 y que repite con el mismo éxito el morboso concepto de convencer a chicas anónimas con suculentas sumas de dinero para que rueden escenas pornográficas.

El propietario del canal parece ser Antonio Mallorca, un actor porno español conocido en ciertos círculos semiprofesionales de la industria nacional de adultos que ha decidido dar el salto al otro lado del charco con esta loca aventura en tierras de América del Sur. Otro continente, sí, pero cuyas mujeres poco se diferencian de la moral femenina occidental a la hora de abrirse de piernas si les ponen en sus narices un buen fajo de billetes.

De hecho, en la biografía del canal de Catching Gold Digger pone claramente que su objetivo final es atrapar a buscadoras de oro, término sudamericano que en España podría traducirse como cazafortunas que buscan dar un braguetazo. Lo que comúnmente se conoce como relaciones de conveniencia y/o matrimonios en las que el amor se sustituye por transacciones económicas.

De esta manera, la fórmula del canal de Mallorca se centra en chicas interesadas, ajenas al sexo filmado (de ahí a censurarle sus rostros), y situaciones que para un hombre mundano resultan tan inverosímiles como impracticables, ya sea por la falta de atractivo físico como por las posibles leyes que se infringen al realizar proposiciones indecentes.