Las credenciales estéticas de la pornostar Blondie Bombshell (30 años, Alemania) dejan claro que su intención es ocupar el podio pornográfico que otrora ocupaba la inolvidable muñeca de plástico Nicolette Shea. Ese trono de Barbie recauchutada, rubia platino de bote, desmedida silueta curvilínea, morritos con botox y operaciones quirúrgicas en cada centímetro de su anatomía que a muchos pornófagos les puede parecer la antítesis de lo atractivo por ser un producto demasiado artificial. Lo que se dice un souvenir 100% falsificado de tierras germanas.
Eso sí, tenemos que reconocer que, pese a tener unos pechos extremadamente sintéticos y un trasero de morfología grotesca, estamos ante una belleza descentralizada que necesita poco más que desabrocharse los tirantes el sostén para provocar, con sus armas infalibles, infartos de miocardio.
Incluso podemos encontrar pruebas de su delito estético en su apellido, a veces también llamada Blondie Banks, como una clara alusión al inconfundible estilo de la mítica Briana Banks (no olvidamos sus largas piernas). De momento, aparte de sus dos escenas filmadas en Bangbros, podéis seguirla de cerca en su perfil de My Dirty Hobby —la mayor plataforma amateur germana— en donde se hace llamar «Blondesvitamin» y sube multitud de vídeos amateurs de producción propia. Solo el tiempo dirá si esta bomba sexual tatuada logra hacerse con el título de diosa del bisturí.
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