Azul Hermosa es el claro ejemplo de pornostar de etnia latina que aun atesorando una belleza aturdidora —su explosivo cuerpo bien podría ser la 8ª maravilla del mundo— no es capaz de echar raíces en la industria de adultos. Y es que la starlet de raíces hispanas no tiene perfil clásico de actriz, sino más bien de modelo de línea de productos de belleza. Su belleza resulta algo insultante para el resto de los mortales, como si no fuéramos dignos de mirarla, y mucho menos tocarla. Pero incluso en la pornografía americana se necesita algo más que un contenedor bonito para triunfar. Puede que Azul sea guapísima y tenga un cuerpazo artificial impresionante, pero tener tan poco entusiasmo en su trabajo (tan solo ha grabado 7 escenas en Brazzers, Babes y Reality Kings) hace imposible que consiga un hueco como una sirena hispanohablante.