La decisión más acertada de la performer americana Athena Rayne no fue tintarse de pelirroja —aunque indudablemente le reportó una estética muy deseada en la pornografía— y tampoco el hecho de que haya sido una de las numerosa adolescentes que han cedido su trasero sin apenas experiencia. Su mejor baza, amén de que es pequeñita, adorable y de mirada inocente, es encajar como un guante en ese nicho minoritario dentro del porno mainstream que coquetea con el cosplay. En concreto nos referimos a su particular devoción por disfrazarse de bailarina y regalarnos varias escenas desperdigadas por TeamSkeet, TeenFidelity y la consabida escena de BFFs donde compartió plano con las que por aquel entonces eran las novatas Ashley Anderson y Shae Celestine.